miércoles, 17 de noviembre de 2010

17/11

Diecisiete de noviembre,
con vos velitas soplé.
Diecisiete de noviembre,
torta imaginaria preparé.
Y feliz cumpleaños,
dondequiera que estés.

Se lo grito al cielo,
pero me lo dice al revés.
Se lo grito al cielo,
y quizás vos me lo devolvés.
Se lo grito al cielo,
sólo espero que te lo dé.

Aunque si es cierto
que escucharme no podés,
si fuera acaso cierto
que aunque quiera no me ves,
me lo digo a mí misma,
acá sé que permanecés.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Evaluación

Apellido: Escars
Fecha: 14/11/10.
Tema 1
Evaluación de Vida

1) Exprese la relación que se establece cuando reaccionan el Estudio (cuya concentración molar es de 85 M) y el Pasarla bien (cuya concentración molar es de 0.00002 M).
a) En un determinado (y efímero) momento, la reacción llega al equilibrio. Halle el valor de Kc, y disfrútelo.
b) ¿Por qué ese momento es efímero? ¿Se puede justificar esto con algún principio de la Cinética Química?
c) Cuando la reacción llega a fin de año, el equilibrio se rompe: explique qué puede haber pasado. ¿Es posible que se pueda reestablecer el equilibrio? Justifique con el principio de Le Chatellier.
d) Determine la presión parcial de cada una de las partes de su cuerpo en el instante en el que se rompe el equilibrio. ¿Cuál es la presión total? Halle el valor de Kp a lo largo del año, y detéstelo.

2) ¿Cuál habrá sido la longitud de onda de la voz del Indio el sábado a las 23.11 hs? Si en el momento t = 6 minutos, el Poder Ejecutivo está decretando un decreto de necesidad y urgencia, ¿eso alteraría la intensidad del sonido? (Tenga en cuenta el uso de micrófonos y amplificadores)

3) Grafique f(t), la función exponencial que describe su felicidad del sábado por la noche. Grafique, si es posible, en un mismo par de ejes cartesianos, las alteraciones que sufrirá f cuando el lunes llegue a su vida.

domingo, 7 de noviembre de 2010

"Pero yo lo quiero igual, como debe ser"

Mi barrio era tranquilo, casas bajas, comercios humildes, terrenos baldíos, esquinas acogedoras, gente linda. El sol abrazaba a mi barrio, la lluvia lo rejuvenecía, el viento lo sorprendía. Yo tenía "vecinos del barrio", "amigos del barrio", "oriundos del barrio"; había (poca) gente en mi barrio. En mi barrio la gente se saludaba, uno conocía a todos por nombre y apodo; el vecino, el kioskero, el almacenero y hasta las mascotas. Mi barrio solía ser un microuniverso al que acudía cuando me sentía triste. Mi barrio era mi fiel compañero, yendo conmigo hacia todos los barrios. Mi barrio me vio crecer, me vio aprender, me vio fracasar y volver a levantarme. En mi barrio transcurría mi vida, mis aventuras, mis historias, mis anécdotas, mis fortunas y desgracias, mi vida.

Malditos '90, malditos outlets, maldita migración demográfica, maldito imperialismo el de Palermo.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Confesiones nocturnas

No me asusta, no,
cambiar
No me asusta si soy yo
pero todo sigue igual
Es más fácil ser vanguardia
que aceptar a los demás
Pero basta tonta Paula,
basta de opacar
En castellano:
me dan miedo los demás
Y acá sí que
en mí confío más
También yo, soy
loca por controlar,
por hacer encajar
cualquier realidad
¿Por qué otra cosa si no
ahora se me da por rimar?

lunes, 1 de noviembre de 2010

Candombe, murga y batucada

El sumiso tún tún los aplasta y los reprime. Son esclavos de la música que otros tocan, de aquel bombo opresor que condenándolos les marca los cortos y precisos pasos. Con la cabeza gacha, pero sin nunca dejar de moverse, deshacen sus cuerpos entre desgano y esperanza, ansiando alguna melodía de sueños y porvenir. Sus brazos terminan en un final negro y blanco que esboza los primeros compases de rebelión. Y entonces el platillo y entonces la liberación. Se rompen sus podridas cadenas, revolean sus piernas y sus pies sienten que tocan el cielo. Sus miradas terminan en sus manos, y con una sonrisa en el corazón escuchan gritos de rebeldía e ilusión. Aquellas voces que tan distintas se oyen, tan unidas se sienten entonando la misma canción, aquellas todas se funden en un coro iluminado. El impulso del canto acaba en los pies de estos bailarines que, al compás de la música, se contagian unos a otros, lanzando una carcajada de revolución.