jueves, 19 de enero de 2012

Y eso era todo

"En esos años del cincuenta y tantos empecé a sentirme como acorralado entre la Maga y una noción diferente de lo que hubiera tenido que ocurrir. Era idiota sublevarse contra el mundo Maga y el mundo Rocamadour, cuando todo me decía que apenas recobrara la independencia dejaría de sentirme libre. Hipócrita como pocos, me molestaba un espionaje a la altura de mi piel, de mis piernas, de mi manera de gozar con la Maga, de mis tentativas de papagayo en la jaula leyendo a Kierkegaad a través de los barrotes, y creo que por sobre todo me molestaba que la Maga no tuviera conciencia de ser mi testigo y que al contrario estuviera convencida de mi soberana autarquía; pero no, lo que verdaderamente me exasperaba era saber que nunca volvería a estar tan cerca de mi libertad como en esos días en que me sentía acorralado por el mundo Maga, y que la ansiedad por liberarme era una admisión de derrota. Me dolía reconocer que a golpes sintéticos, a pantallazos maniqueos o a estúpidas dicotomías resecas no podía abrirme paso por las escalinatas de la Gare de Montparnasse adonde me arrastraba la Maga para visitar a Rocamadour. ¿Por qué no aceptar lo que estaba ocurriendo sin pretender explicarlo, sin sentir las nociones de orden y de desorden, de libertad y Rocamadour como quien distribuye macetas con geranios en un patio de la calle Cochabamba?"

JCor.

viernes, 6 de enero de 2012

El Norte

El norte tiene tus colores
Son colores de belleza,
de belleza con pendiente
que te invita a escalar
A subir o a bajar
pero a moverse, mierda!
A moverse entre relieves que
nos convidan con maravillas
porque ellos no son como
esa llanura, monótona y aburrida,
no. Ellos tienen tu color

El norte sabe a vos
Sabe a nuestros sueños compartidos,
o a mis sueños con vos
Sabe a tu paz y serenidad
y al silencio de disfrutar

Estás en todos lados, acá en el norte
En especial estás en ese sol
que pega tan fuerte y me alegra tanto la vida
Me despierta a la mañana en la carpa
Me quema la piel al mediodía
Y se va ocultando hermoso al atardecer
Los incas le decían Viracocha,
para mí se llama Nicolás

El sol tiene tu cara y resplandece a lo lejos
como seguro estás resplandeciendo vos
en algún lugar al que no puedo llegar
Lejos, como el sol estás lejos
Pero yo te miro desde acá,
sentada en los Andes,
acostada cuesta arriba te contemplo
Escalando hasta mis objetivos
y apunándome en el intento


Pero para eso vine acá
Para dejarte en la montaña
que tiene tus colores y tu sabor
Vine hasta vos para dejarte con vos
Acá te voy a dejar
aunque sepa que nunca te vas a ir del todo
y que en el fondo siempre vas a estar
iluminándome
Te voy a dejar porque ahora,
ahora me voy a ir a buscar,
con la brújula oscilante de mis impulsos y deseos,
mi propio Norte