"Hablamos, nos graban, secretarias diligentes escuchan nuestras frases, las depuran, las transcriben, las subrayan, extraen una primera versión que nos presentan para que limpiemos de nuevo antes de entregarla a la publicación, al libro, a la eternidad.
¿No acabamos de asistir al aseo de un muerto? Embalsamamos nuestra palabra como momia, para hacerla eterna. Porque tenemos que durar un poco más que nuestra voz; estamos obligados, por la comedia de la escritura, a inscribirnos en alguna parte."
(Roland Barthes)
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