A prueba y error

La cueva de mi amor

Es la cueva de mi amor de paredes blancas con posters alrededor Un reloj miente bien: a cualquier hora del día marca las seis y diez ...
Ser palabra

Me acuerdo de un tintero , de una lapicera con pluma " cucharita " , del invierno en Banfield: fuego de salamandra, sabañones....
Pepa.

A las 9.02 de la mañana, Agustina Dimola -mejor conocida como Pepa- abrió los ojos en la cama de su angosta habitación. El día 15 de Septie...
No cruces esa puerta

Quedate ahí No te acerques más No cruces esa puerta Dejame ahí, en ese lugar donde soy linda-inteligente-divertida No intentes conoc...

La Rayuela

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Mientras la ronda se está agrandando...

Sólo hay que saber buscar...

Toc tocs

"Escribir papelitos es ordenar el mundo", mi prima dixit.

Yo a veces escribo para sacar de mi cabeza a las palabras, para que estén en cualquier lugar menos dentro mío, se las regalo "con moño y todo" al papel: yo no las quiero en mí. Porque me condenan, me acomplejan, se apoderan de mí, me dominan, y no hay nada mejor que sacar afuera la opresión de palabras.
A veces, en cambio, escribo porque me gusta llevar las cosas lindas que me pasan a todos los rincones de mi vida, en especial a los que más me gustan; y siendo la escritura uno de ellos, no podía quedar al margen. Cuando me invaden las palabras que mejor describen esas cosas, siento no puedo privar al mundo de ellas, con el mundo no se puede ser tan egoísta. Necesito escribirlas y de esa forma regalárselas a todo eso que no soy yo. (Pero esta vez, sin moño y sin todo.))
A veces escribo para darme a conocer. Eso es lo que tienen los escritores famosos que no tienen otro tipo de famosos: sabemos mucho más de ellos que lo que se imaginan. Y es que el cuaderno no es un amigo, no es familia, no es pareja: es un trozo de papel al que le decimos lo que a los demás no. Leer a un conocido es conocerlo mucho más.
A veces también escribo para conocerme a mí misma, para reemplazar al psicólogo que no tengo. Escribir es hacer terapia para mí, aunque mi papá diga que no porque no hay un analista que detecte cómo se manifiesta la transferencia, porque no hay un otro del que uno tenga una imagen formada y que nos reprima ciertas y nos libere otras cosas. Pero, querido padre, ¿quién no tiene acaso toda una construcción en torno al papel en blanco? Cuántas veces el papel en blanco me ha privado de palabras que no dije, que quizás pensé pero que no pude o no supe.
A veces escribo porque es la forma más efectiva que encontré hasta ahora de hacer un poco más reales los sueños. A veces escribo porque la admiración por los que escriben me inspira ambición. A veces escribo porque me gusta situarme en un mundo paralelo donde yo decido cómo se desarrollará la Historia. A veces escribo para transmitirle sentimientos a los que más quiero. A veces escribo... Mentira, siempre escribo.

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